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  • 24 BIENAL DE ARTE PAIZ: EL ÁRBOL DEL MUNDO

    6 NOV, 2025 - 8 FEB, 2026

    La Nueva Fábrica se complace en ser sede de la 24 Bienal de Arte Paiz. Curada por Eugenio Viola, El Árbol del Mundo abarca diversas locaciones en Ciudad de Guatemala y Antigua Guatemala.

    Se inspira en el “Árbol de la Vida”, un mito arquetípico central de varias tradiciones antiguas. En la cosmogonía maya, El Árbol del Mundo representa el axis mundi, las conexiones entre los diferentes niveles de existencia.

    El Árbol del Mundo se concibe como un sistema descentralizado y de múltiples capas que desafía los marcos geopolíticos tradicionales al tiempo que conecta genealogías culturales de Mesoamérica y Latinoamérica, el Caribe, África, Europa, Medio Oriente, Asia y Oceanía. En un mundo donde la conectividad global a menudo coexiste con una creciente intolerancia, funciona como una contracartografía de resistencia y regeneración.

    Al igual que el mapeo sináptico del “árbol dendrítico” en neurociencia, que traza las complejas conexiones dentro de las redes neuronales, El Árbol del Mundo dibuja una constelación de voces, un diagrama fluido de relaciones humanas, lazos sociales e intercambios culturales. El Árbol del Mundo vincula distintos tiempos y experiencias: lo horizontal y lo vertical, lo ancestral y lo presente, lo colectivo y lo individual, lo efímero y lo utópico, la ruptura y la regeneración. Se basa en la historia compartida de la humanidad para replantear cómo debemos abordar la identidad y la diversidad, la unidad y la multiplicidad.

    Arraigado en el poder transformador del arte, El Árbol del Mundo emplea su potencial para provocar reflexión, evocar emoción e inspirar acción. Celebra la capacidad del arte para conectar universos distantes y para acoger y respetar todas las diferencias posibles.

    En La Nueva Fábrica, los artistas dialogan con El Árbol del Mundo, tejiendo un diálogo que aborda las contradicciones de nuestro presente, mientras se adentran en mitos que trascienden las fronteras geográficas e históricas.

    Profundamente arraigada en las cosmovisiones mayas, la instalación de Ximena Garrido-Lecca concibe El Árbol del Mundo como el axis mundi, un conducto sagrado que enlaza la tierra, el inframundo y el cielo.

    Anclando el árbol en la experiencia humana, la monumental cosmogonía de Luz Lizarazo transita de arquetipos míticos a narrativas sobre la condición femenina, en resonancia con las formas corporales fragmentadas de Patricia Belli, que oscilan entre desecho material y heridas emocionales.

    Por otro lado, la obra de Alevtina Kakhidze, arraigada en su experiencia diaria de la guerra en Ucrania, enmarca El Árbol del Mundo como un símbolo de resiliencia y supervivencia. Igor Grubić evoca el activismo participativo en un mundo pospandémico, proponiendo El Árbol del Mundo como un símbolo de la ecología militante, tanto a nivel individual como colectivo.

    Fusionando la mitología maya con tecnologías de realidad extendida, Balam Soto extiende esta reverencia para reimaginar El Árbol del Mundo como un puente cosmológico que conecta y activa los mundos cibernéticos y ancestrales.

    Este cruce entre tradición e innovación también se manifiesta en la obra de Zhang Xu Zhan, quien explora el folclore del sudeste asiático, particularmente en el contexto de los trajes ceremoniales taiwaneses.

    En conjunto, estos artistas presentan una narrativa poderosa que eleva a El Árbol del Mundo como un puente vital entre los ámbitos social, político, espiritual y cultural, uniendo diversas historias y preocupaciones en una visión colectiva de renovación y justicia esperanzadora.


    Imagen: Erik Boror, El árbol del mundo, 2025. Cortesía: 24 Bienal de Arte Paiz.